martes, 23 de abril de 2013

Encurtidos D.I.Y.

Probióticos, bífidus, acidóphilus, flora intestinal...si no estás pensando en yogures y productos similares tienes suerte. La industria láctea ha conseguido apropiarse en los últimos años de estos términos e inculcar la idea de que sus productos son los únicos que permiten mantener un buen equilibrio bacteriano en nuestros intestinos.
Sin embargo muchos alimentos tradicionales tenían esta función. De todos ellos, los encurtidos son, quizá, los más propios de este país. ¿Quién podía, hasta hace poco, imaginar un aperitivo sin olivas o pepinillos y cebollitas (las conocidas como "banderillas"). Esta tradición se ha ido perdiendo y la calidad de estos productos hace tiempo que no es la de antaño.
Buenas noticias: se hacen en casa y solitos! sólo tienes que cortar verduras y ellas, muy hacendosas, se convierten en encurtidos.

Encurtidos de zanahoria, cebolla, col y alcachofas
No voy a comentar los innumerables beneficios de comer una pequeña cantidad de estas delicias porque hay gente que lo ha explicado divinamente. Aquí, aquí y aquí encontraréis toda la información básica sobre qué son, cómo se preparan y qué nos aportan.


Mis recomendaciones recomendables:
-Salen mejor en botes herméticos como el de la foto
-Los míos están hechos condimentados con ajo en polvo y pimentón de La Vera...nunca los había probado tan ricos!!

martes, 2 de abril de 2013

Menú de tierra

 Una vez leído el título de esta entrada y descartado, por obvio, que sugiera comer tierra, barro o arena, es cuando descubrís a qué me puedo estar refiriendo.
 ¿No? ¿ninguna pista? Bueno, pues pongámonos en situación.
Típica comedia romántica o sitcom, donde la chica, despechada y decepcionada, quizá humillada, ataca sin compasión un helado tamaño XXL o bien un trozo de tarta que empalaga sólo con mirarlo. El dulce la reconforta, parece que calme su desgracia. Pero alguna vez nos hemos preguntado por qué la susodicha no devora un plato de jamón, unas aceitunas o un bocadillo de atún?


  Pues bien, esto es porque en una separación amorosa, el elemento tierra (que se relaciona con el sabor dulce) es el gran afectado. Para calmarlo, pobrecito, le damos dulce a toneladas.
 Dejemos atrás a la rubia oxigenada y defraudada porque el chico más popular del insti se ha ido con otra al baile de fin de curso.
 Ahora estamos en el día a día. Cómo podemos notar que nuestro elemento tierra no está como debería? Lo más evidente es el enganche al azúcar que casi todos tenemos o hemos tenido, que se expresa en deseos irremediables de llevarse algo dulce a la boca. No tan evidente son los famosos "bajones" de azúcar que le dan a algunas personas y que se consideran como algo normal en nuestra sociedad. Las alteraciones de la glucemia en sangre son un posible indicador de una tendencia a padecer diabetes en un futuro.
 Dejando de lado los síntomas más físicos, vayamos a indagar qué puede sentir la chica del helado que no va a ir al baile con el capitán del equipo de fútbol. Seguramente falta de confianza, pensamientos obsesivos sobre lo ocurrido una y otra vez,  dudas, decepción, sentimiento de pérdida, falta de apetito durante un tiempo...
 Sin llegar al tópico de este personaje, cada uno/a de nosotro/as tiene que reconocer cuándo se siente la rubia oxigenada en su día a día, autocompadeciéndose y sintiéndose una víctima de quien sea o de lo que sea. Pongo mi granito de arena (o tierra, jijiji) para que el victimismo no nos lleve a meter la cabeza en helado de merengue con trocitos de cookies caramelizadas.




Y el menú consta de...
- Puré de mijo
- Azukis con calabaza
- Un poquito de chucrut
- Nishime de cebolla, zanahoria, hinojo y repollo con pipas aliñadas con vinagre de umeboshi.
- Tarta de plátano de postre (con base de pan germinado)